No me importó su sexo ni su edad.
Si era gorda, flaca, alta o baja.
Tampoco sé de donde viene.
No supe de sus alegrías ni de sus dolores.
No me importó su color...tampoco me importó que tuviera dientes o no.
Sólo se que me enamoré de una sonrisa amable que me regaló una mujer y que me iluminó el día.
Por suerte, me tocan días en los que me enamoro unas 5 o 10 o 30 veces...depende de qué tan felices anden mis compañeros de planeta caminando por la calle...A veces también depende de cuanta gente he enamorado yo con mi sonrisa y que me corresponden con una de vuelta.
Chaplin le sopló un secretito al Universo para que me lo dijera al oído, justo cuando comienzo mi tratamiento de ortodoncia: "nunca te olvides de sonreír, porque el día que no sonrías será un día perdido".
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