lunes, 1 de junio de 2015

Paseos en micro

Está lloviendo súper fuerte y la María José está aburrida mirando con cara de na' pa' afuera y me pregunta si falta mucho. ¡Qué sé yo! Las cosas en los cementerios siempre son largas, como cuando se murió la abuelita Carmen y mi mamá se demoró un montón en volver, más encima con la lluvia debe ser más difícil hacer los hoyos porque el agua se les debe meter pa’ adentro.
Mi mamá dijo que llueve así de fuerte porque el mundo tiene pena de que el Pipe se haya ido al cielo, pero que mañana va a salir el sol porque el Pipe ya va a haber llegado allá arriba.
Le digo a la María José que juguemos y aprovechemos de correr porque la micro está vacía, solo para nosotras y que la Macul 12 nunca en la vida ha estado así para alguien, y que tenemos mucho rato hasta que lleguen las viejas lloronas de nuevo. Y me dice que no, que mejor le cuente cómo nos fue en el museo el otro día. Ella se lo perdió porque estaba enferma tenía "persianas" que son esos tiritones que dan cuando tienes fiebre por el resfrío. El Pipe también se lo perdió porque estaba más enfermo que ella, pero en el hospital.

             El paseo a la Quinta Normal fue súper entretenido. Vimos un montón de animales en huesitos, también habían momias que no eran de esas envueltas en confort, eran otras, unas que se parecían a mis muñecas de trapo pero sin amor y que tenían poco pelo y bien pegotea’o en la  cabeza. Tenían cara de miedo. También vimos unos pajarones grandes que yo creo que se quedaron quietos y mudos por siempre de puro enojados, porque éstos también tenían cara, pero de rabia. Ah! Y también habían unos bichitos en unas cajitas chiquititas de vidrio, unos eran bien bonitos, pero otros eran asquerosos. Había un montón de cosas raras pero  bien simpáticas en el museo de la Quinta Normal que debería llamarse de la Quinta Rara porque una no ve esas cosas en todos lados. Al museo también fuimos en una micro como en la que estamos esperando ahora mientras entierran al Pipe. Mi mamá debería haberme llevado con ella para entender cómo se irá a desenterrar el Pipe pa´ subir al cielo, aunque ella me dijo que ahora el Pipe es un angelito entonces yo creo que se las va a ingeniar pa´ salir y se va a ir volando con sus alitas.

            Le sigo contando a la María José que después del museo habíamos vuelto al colegio y que ahí estaba esperándonos el  
cara de bulldog con los ojitos llenos de agua, igual que la lluvia de ahora y que se le veían más azules que nunca. Nos dijo que fuéramos a la sala y que escribiéramos la comunicación, que ya me sé de memoria como empieza: “Señor apoderado comunico a usted que…”, pero nunca sé qué más sigue porque siempre es diferente, y entonces nos dicen con palabras raras que el Pipe se había muerto. Ahí todos nos contagiamos de lloriqueo, pero la tía Alicia nos dijo que ahora el Pipe iba a estar mejor porque la virgencita lo iba a cuidar, y ahí se nos pasó la pena. Yo le creo todo a la tía Alicia porque ella es nuestra profesora, y los profesores saben todo y no mienten.


            Llegaron de vuelta a la micro las viejas lloronas
que no sé por qué lloran tanto, y también mi mamá y la tía de la María José, que se sentaron en el mismo asiento y ligerito nos tomaron en brazos a nosotras para que no ocupáramos el lugar de las viejujas que son bien potonas. Ahora todas hablan bien despacito en la Macul 12, y con la María José nos miramos no más porque no sabemos qué decir. Los vidrios de la micro se pusieron borrosos y le corren las gotitas. Le digo a mi mami que es bien aburrido eso de enterrar a los muertos en día de lluvia porque no se puede correr por el parque de las tumbas, así que es mejor que para la otra me mande al colegio o me deje viendo monos en la casa.