jueves, 21 de enero de 2016

El autoexilio

Un día, se atrevió: tomó un bolso y puso en él lo poco que necesitaba. Un libro, su libretita de anotaciones y un lápiz, además de unos cuantos calzones para darse vueltas un par de días. Lo justo y necesario.
Agarró el primer bus de la mañana y se fue al lugar donde tantas veces habían querido abandonarla en el olvido. Dejó atrás a su familia, el trabajo y el desamor. Mientras viajaba, veía pasar el paisaje frente a sus ojos, lleno de colinas y valles verdes. De vez en cuando aparecían algunas vacas que comían pasto y le pareció verse a sí misma en medio de ellas disfrutando los rayos del sol y la paz de ocuparse de satisfacer solamente sus necesidades: comer, cagar y dormir. Se puso los lentes de sol, acomodó su cabeza y soñó.
En innumerables ocasiones le habían dicho que lo hiciera. A veces, se lo hacían saber con enojo; otras, con desprecio. Y otras cuantas, tácitamente. Desde ese silencio que humilla, que ignora y que duele.
Llegó a su destino: "la chucha". Ella decidió irse a “la chucha” y ahora nadie la huevea. Una playa cercana a su ciudad se transformó de pronto en un sencillo pero deseado paraíso. Sus pies descalzos comenzaron a deslizarse lentamente por la arena sintiendo cada granito. Oyó el sonido del mar con el canto de las gaviotas, cerró los ojos unos minutos y sintió la brisa en su cara. Cuando los volvió a abrir mirando hacia la línea que dibujaba el horizonte pensó en Alfonsina Storni, o más bien la canción de la Negra Sosa: “por la blanda arena que lame el mar, su pequeña huella no vuelve más…” La idea le pareció interesante. Si se internaba en el mar, igual que Alfonsina, definitivamente llegaría más lejos, se iría para siempre.
Pero no. Decidió que su verdadero triunfo era vivir como quería. Se sentó, y mientras enterraba sus pies en la arena leyendo frenéticamente un libro de Bukowski, se animó a abrir una cerveza y saborear el gusto del autoexilio al mismo tiempo que descubría que haberse ido a la chucha fue la mejor decisión que había tomado en su vida.